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Códice Borgia

 

Dice el Vaticano que no, que es improbable que presten los códices históricos que poseen, ante la petición del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para conmemorar los 500 años de la conquista.

 

“Algunos juristas me han señalado que a México no se le puede prestar nada porque la ley impide regresar las cosas que se prestan porque son monumentos históricos, sería un regalo en vez de un préstamo”, señaló el representante del Vaticano en el país, Franco Coppola.

 

Claro, ellos saben que es delito ya que, de acuerdo con el artículo 51 de la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, artísticos e históricos, “al que se apodere de un monumento mueble arqueológico, histórico o artístico sin consentimiento (…), se le impondrá prisión de tres a diez años y de dos mil a tres mil días multa”. O sea que el padresito estaría incluso una década tras las rejas.

 

Sin embargo, AMLO sólo quiere exponer estos códices para el 2021, durante las conmemoraciones de los 200 años de la independencia de México (1821) los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan (1321) y los 500 años de la conquista de Hernán Cortés (1521).

 

El Códice Borgia es uno de los solicitados, fue escrito entre el siglo XIII y finales del siglo XV entre los estados de Puebla y Oaxaca. En él se encuentra información sobre el calendario, así como de rituales de los antiguos mexicas.

En la petición también está al Códice Vaticanus, escrito en griego en el siglo IV y compuesto por más de 700 hojas de pergamino.

 

El otro documento es el Códice Ríos, escrito en el siglo XVI por la cultura tolteca-chichimeca. Tiene relatos mitológicos, tablas calendáricas y secciones etnográficas.

 

Estos documentos históricos sin duda son reveladores, además del miedo de perderlos dado su valor económico como histórico, quizá sea el temor de que salgan a la luz los horrores y atrocidades que hizo la evangelización.

 

Son testimonios cosmogónicos que demuestran la riqueza del pensamiento prehispánico, avanzado y excelso, a su vez evidencian a la iglesia católica que estuvo, o está, atrasada ante la inminente epistemología mesoamericana.

 

Incluso en algunos países del primer mundo, en pleno siglo XXI, apenas comienza a utilizarse esta sabiduría, por ejemplo, las chinampas de Tenochtitlán, que podrían compararse con los autocultivos mainstream que promueven los hípsters.

 

Y los barbaros y las bestias fuimos nosotros…


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