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Opinión

 

¿Hasta cuándo?, ¡ya basta!, esperamos el día en que se castigue a los que se apropian de la cultura y plagian diseños de artesanos originaros o se compense a los indígenas por utilizar sus diseños artesanales.

 

Si uno como mestizo siente impotencia, coraje, ansias de justicia, no puedo imaginar la aflicción por la que pasan los artesanos purépechas de Charapan, Angahuan y Santa Clara del Cobre, del estado de Michoacán, al ver los gabanes que sus ancestros les enseñaron a bordar, plagiados y a la venta por la diseñadora francesa Isabel Marant.

 

Con tal descaro, la copiona ofrece en su página una colección conformada por gabanes, fajas y otros artículos, sin embargo, los patrones textiles son copias de los diseños purépechas, riquezas donde se plasman grecas y figuras zoomorfas, las cuales representan montañas, ríos y fauna de las comunidades.

 

La gravedad recae, además del plagio, en que de acuerdo con datos de la Secretaría de Cultura, en la región sólo quedan 20 telares de pedal construidos con madera heredados de generación en generación.

 

Debido al hecho, la titular de la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto, envió una carta a la diseñadora donde se lee: «Solicito a usted, Sra. Isabel Marant, que explique públicamente con qué fundamentos privatiza una propiedad colectiva, haciendo uso de elementos culturales cuyo origen está plenamente documentado”.

 

Es indignante que el gabán “diseñado” por Isabel Marant cueste 14 mil 258 pesos en Francia, mientras el sarape de tejido artesanal vale mil 500 pesos en Michoacán.

 

No sólo esto, ya que esta es la segunda ocasión que la diseñadora usa los diseños originarios, la primera ocasión fue en 2015, cuando utilizó modelos de las blusas típicas de Tlahuitoltepec, Oaxaca.

 

¿Qué opina usted, inspiración o plagio? Que se respete a nuestra gente y se les compense.

 

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