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Por: Joel Glez.

 

Qué chido que haya un diccionario del español propio de nuestro chante y que cada nueva edición que se chuta el Colegio de México sea más choncha, porque la neta, la riqueza del español de los mexicanos aporta machín a Hispanoamérica.

 

Dicho de manera ad hoc: Pletórico de convicción el trabajo realizado por el Colegio de México al consolidar la segunda edición del Diccionario del español de México, un trabajo lexicográfico que engloba cerca 90 mil acepciones.

Ambos párrafos, tanto de manera popular, coloquial, como de una forma culta, erudita, ejemplifican las palabras propias del español hablado y escrito en el país.

 

Lo anterior sale a colación ya que dicho colegio lanza un nuevo diccionario en línea, que contiene voces de tradición culta, usadas en la literatura y en la ciencia, como de tradición popular, campesina, coloquiales y de jergas.

 

Nuestro español se nutre de variedades prehispánicas que se mezclan con lo cosmopolita, nuevos conceptos y acepciones que sin duda requieren su propio estudio y registro ante el lingüicidio que vivimos. Se calcula que en los próximos 100 años desaparecerán la mitad de las lenguas en el mundo.

 

El vocabulario popular constituye una lista extensa de simbolismos y acepciones que no encajan en las reglas que dicta la Real Academia de la Lengua Española. Al español mexicano casi nada lo calla, sigamos dándole vuelo a la hilacha.


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