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Hasta finales del siglo XIX, se podía decir que todos los días se festejaba el día mundial sin automóvil. Pero en 1885, el inventor alemán Carl Benz construyó el primer vehículo de la historia diseñado para ser impulsado por un motor de combustión interna, cambiando para siempre la forma en la que la humanidad se transportaría. Casi siglo y medio después, existen en el mundo más de 1000 millones de automóviles que arrojan a la atmósfera billones de toneladas de C02 al año. Esta cifra representa más de la mitad de la contaminación que se genera en el mundo debido a los medios de transporte, cifra que representa, a su vez, casi la mitad del consumo de combustibles fósiles en nuestro planeta.
Las repercusiones negativas que el automóvil acarrea a nuestro medio ambiente, son la causa de que, desde 1998, se instaurara el 22 de septiembre como el día mundial sin automóvil con el fin de promover el uso de medios de transporte alternos al auto; sin embargo, esta efeméride tiene orígenes anteriores. Durante la crisis energética-política de 1974, algunos gobiernos europeos impusieron medidas de regulación de tráfico vehicular como la prohibición de vehículos motorizados los días domingo, además de la cancelación de competencias automovilísticas. Aunado a esto, se realizaron las primeras jornadas de fomento al ciclismo como la alternativa más fuerte en contra del uso de automóviles.
Finalmente, esas jornadas que nacieron en el marco de la semana de la movilidad, impulsada por naciones de la Unión Europea como Islandia, Francia y Reino Unido, encontraron eco en otras regiones del mundo a finales del siglo pasado, lo que permitió la instauración de la efeméride a nivel internacional. En América Latina, quizá el país más comprometido con la promoción del evento es Colombia en donde, desde el año 2000, las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali, emitieron un decreto que prohíbe el uso de automóviles particulares durante ese día. Nuestra realidad nacional es diferente: aunque desde hace unos años se comenzó a conmemorar el día mundial sin automóvil, falta muchísimo trabajo para revertir las preocupantes estadísticas, que nos dicen que el 58% de los mexicanos van al trabajo en coche, que existen en México más de un millón de autos o que una gran parte de las víctimas mortales de accidentes de tráfico son peatones o ciclistas.
En un cronotopo histórico como el que vivimos en la actualidad, donde la sensación de estar al borde del apocalipsis climático cierne una sombra cada vez mayor sobre el ser humano, un día al año dedicado a la promoción del uso de medios de transporte alternos al automóvil, no sólo no parece caprichoso, sino insuficiente. Actualmente también podemos contribuir a reducir las emisiones vehiculares de CO2 si nos desplazamos en patines, sobre patinetas o simplemente caminando, por lo que también parece insuficiente la promoción tan sólo del ciclismo como alternativa al automóvil, aunque como ciclista deba admitir que es la mejor opción.
En opinión de su servidor, cualquier jornada o evento que busque frenar el uso del automóvil, conlleva no solo la persecución de beneficios ambientales, sino también financieros, así como de salud física y mental. Mientras que algunas de las enfermedades que provocan más muertes en el mundo se derivan del sedentarismo, los padecimientos psicológicos que causan mayor afectación en el ser humano provienen del frenético ritmo de vida al que nos somete el modelo socioeconómico que rige las actividades del hombre en la tierra. Tomarse el tiempo para trasladarse al trabajo en bicicleta o a pie puede ser algo más que un acto de amabilidad con el planeta, puede verse también como un acercamiento al deporte o significar una revolución contra esa presión sistemática que nos prohíbe tomar un simple paseo, al tiempo que nos impele a correr apresurados a nuestros actuales centros de explotación laboral.
Por fortuna, a los eventos globales más catastróficos se contraponen sucesos locales que nos dan alguna esperanza de que los cambios significativos más necesarios pueden acontecer. Es cierto que falta muchísimo por hacer y que el tiempo se agota, pero es imposible no notar los esfuerzos que, desde diferentes frentes, se realizan desde hace años en nuestras ciudades. Los más notorios conciernen a la visualización del ciclista, así como a su inserción cada vez mayor en el desarrollo vial urbano; pero también es destacable la creación de diversos colectivos ciclistas.
Cada vez son más las ciudades que cuentan con modelos de transporte público en bicicleta, ciudades en las que se vuelve ya costumbre la presencia de ciclovías sobre las principales vialidades. Es por todo lo anterior que te invitamos a que este año celebres esta importante efeméride con acciones que frenen la producción mundial de C02, por pequeñas que sean. Si tu destino es muy lejano y no tienes los medios para trasladarte sino en vehículos motorizados, te sugerimos utilizar el transporte público en lugar de uno particular. Si tienes la forma, procura movilizarte a pie, en patines, sobre una patineta o pedaleando.
Nosotros te sugerimos estar al tanto de las redes sociales de IMEPLAN, MiBici y AMIM, quienes, desde hace años, suelen organizar eventos o dinámicas en promoción del Día Internacional sin Automóvil. También vale la pena unirse a alguna rodada colectiva para conmemorar, pero además para conocer algunos rincones de nuestra ciudad y, por supuesto, divertirnos. Como todos los miércoles, el colectivo Bike Punks Wednesday organizará una rodada nocturna que comenzará a las 21:30 horas en la rectoría de la UDG. De igual manera, la Dirección de Medio Ambiente de Guadalajara y la Agencia Metropolitana de Bosques Urbanos (AMBU) convocan el viernes 24 de septiembre a las 22:00 horas a una rodada nocturna por las ciclovías de las avenidas Manuel Ávila Camacho y Fray Antonio Alcalde. La actividad culminará con un taller, así como con la plantación de arbolado en la infraestructura ciclista de la Glorieta de la Normal.
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