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Ya lo decía el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano: “El intelectual es uno que piensa, una cabeza sin cuerpo que rueda, pero que no siente, abominables personas. Cuando veo que hay uno que sólo piensa digo: ¡Ay! qué horror, este es un intelectual”.
Pues bien, un grupo de intelectuales, entre exfuncionarios, empresarios, comentaristas, artistas, científicos e investigadores divulgaron el documento titulado “En defensa de la libertad de expresión”, que contiene 667 firmas, que acusan al Presidente Andrés Manuel López Obrador de censura, sanciones administrativas y amagos a los medios y publicaciones independientes, asimismo, reclaman que ha ignorado a ambientalistas y golpeteado instituciones culturales científicas y académicas.
Su argumento: la sanción interpuesta a la editorial Nexos, no por lo que publica, sino por la falsificación de un comprobante del Infonavit para ocultar sus deudas en aportaciones patronales, sin embargo, en dicha carta, de redacción breve y ambigua, se cobijan demandas sociales que han estado presentes desde hace más de cuatro sexenios.
¿Dónde estaban estos intelectuales en 2016, en la represión de Nochixtlán o en la represión de Radio Plantón, ambas en Oaxaca? Se dicen muy preocupados con urgencia por las demandas de violencia de género, pero no levantaron la voz por las violaciones a mujeres en San salvador Atenco, estado de México, en 2006 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. ¿Acaso están silenciados o comprados?, ¿se dañaron sus bolsillos o estaban cómodos con vivir del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) o de fideicomisos para arte y cultura?
Quiénes se nombran intelectuales, periodistas sordos y ciegos ante las injusticias, no se les ve haciendo fila para tomar el transporte público, ellos que tienen asegurado un salario oneroso y no el mínimo.
¿A usted lo representan estos intelectuales?, ¿cómo pueden ser intelectuales aquellos que no conocen al pueblo de México?
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