El clásico más noventero de Wong Kar Wai
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La ficha técnica: 

Dirección: Wong Kar-wai | Producción: Jeffrey Lau | Guion: Wong Kar-wai | Fotografía: Christopher Doyle | Edición: William Chang | Elenco: Leon Lai, Michelle Reis, Takeshi Kaneshiro, Charlie Yeung, Karen Mok | Música: Frankie Chan y Roel A. García | País: Hong Kong | Año: 1995 | Valoraciones: Rotten Tomatoes: 95% TOMATOMETER | IMDB: 7.7

La frase: 

«Estoy a punto de irme. Le pido que me lleve a casa. No he montado en el asiento trasero durante mucho tiempo ni he estado tan cerca de un hombre en años. El camino a casa no es muy largo y sé que pronto me iré. Pero en este momento, siento un calor tan encantador.”

 

Fiebre Wongkarwaiana

Luego de ocho años sin estrenar una obra en nuestras pantallas (pausa nada atípica de él), Wong Kar Wai volvió a ser noticia en el mundo cinematográfico gracias a la difusión de las primeras imágenes de Blossoms, trabajo que significa el debut del aclamado director en el formato de las series.

Aunado al morbo que produce la idea de ver una serie de televisión con el sublime estilo del artista hongkonés; la inclusión de sus películas como parte de un ciclo especial en MUBI, nos dio a sus fans la excusa perfecta para repasar este año su variopinta filmografía.

Esa fiebre wongkarwaiana de primavera no sólo me arrastró a mí. Junto conmigo, Irene atestiguó que pocos artistas como Wong Kar Wai tienen la habilidad para abarrotar un filme de planos y secuencias memorables. No voy a mentir y pueden corroborarlo con ella: ante la decisión de reseñar una de sus películas, me asaltó la más difícil elección y casi me jalé las greñas ante la duda ¿cuál sería el filme más adecuado para repasar en esta columna?

La respuesta (no sé si correcta) resultó ser la primera obra suya que vi hace muchos años ya, cuando era apenas un adolescente que descubría eso que, en los pasillos del Blockbuster (así de viejo se siente recordar), se llamaba «Cine de Arte»: Fallen Angels, una cinta única en su filmografía por que pone en juego los elementos más comunes del autor al tiempo que los subvierte formalmente.

El entrecruzamiento de historias es algo esencial en el cine de Wong Kar Wai
Tomado de: https://betholoji.tumblr.com/

Rizomas espontáneos

Temáticamente, convergen en Fallen Angels algunos de los tópicos más frecuentes de Wong Kar Wai: el amor, el encuentro, la melancolía, la noche y los outsiders. Pero, como sucede siempre en las obras del autor, dichos conceptos aparecen ligados a su contraparte: el desamor, el desencuentro, la ilusión, el día y la normalidad.

Más que temas, estos totems del autor se entrecruzan a lo largo del filme (por no decir su filmografía entera) de manera tan compleja que me recuerdan los afluentes de un río, las raíces de un árbol o los brazos de un manglar. De la misma manera, los personajes que pueblan la noche hongkonesa se encuentran y desencuentran, a sí mismos y a los otros.

Wong Kar Wai refuerza la sensación de desarraigo que colma a los personajes protagonistas, gracias a dos características técnicas que están presentes en toda su obra: la ausencia de un guion estricto; elemento que suele demorar bastante sus rodajes, y el uso del step-printing, técnica esencial a la hora de configurar el estilo visual particular del director.

El neón noventero
Tomada de: cinemaescapist.com

Una sensación plenamente noventera

Se conoce como step-printing a la técnica que implica filmar una escena con una cantidad muy baja de fotogramas por segundo, en la edición posterior duplicar o triplicar esa velocidad y por último proyectarla a una tasa estándar de 24 fotogramas por segundo. Esto provoca un efecto de distorsión en la percepción del tiempo que revienta tu cabeza y te hace dudar sobre si las acciones se aceleran o pausan.

El efecto produce una especie de ruido visual que representa de forma magnifica la sórdida trama que el filme relata. El (des)encuentro romántico del sicario halla un excelente eco en la estética videoclipera de los noventas que, con sus movimientos frenéticos de cámara, los enfoques desvanecidos y el contraste entre planos breves y prolongados, influye bastante en Fallen Angels, 

La conjunción de tales herramientas resulta en la seña visual identitaria de Wong Kar Wai, aquella a la que el director se refiere como «su textura», pero también encaja a la perfección con uno de los géneros musicales más noventeros por excelencia y base fundamental del soundtrack de la película: el trip hop. La aceleración y desaceleración de las imágenes; las balaceras, el traqueteo del tren, se sincronizan al vergazo con Karmacoma de Massive attack en una clase de «rima visual» pocas veces lograda en el cine.

El cine de Wong Kar Wai nos muestra al mismo tiempo sublimación y decadencia
Tomada de: https://www.filmin.es

Sublime decadencia

Para algunos, Fallen Angels podría ser una segunda parte de Chungking Express. Si bien es cierto que en ambas encontramos personajes similares y que las dos nos relatan romances de la noche marginal y decadente, este filme se despoja de la brillantez cromática de su predecesora para perseguir una estética más sombría, llena de rincones oscuros donde los únicos colores son los del neón o las detonaciones de armas.

En Fallen Angels, con seguridad la más gótica de sus películas, presenciamos el Hong Kong más turbio, una ciudad acelerada y llena de mafiosos que beben alcohol, fuman opio y juegan mahjong en lo que llega un loco a dispararles a quemarropa. Sin embargo; aunque la película proyecte una sociedad poco alentadora, incrustada en ciudad nauseabunda, la maestría de Wong Kar Wai y del fotógrafo Christopher Doyle resultan en un filme preciosísimo.

Lo anterior me lleva a afirmar la siguiente locura: estoy seguro de que si hubiese existido el cine en la época de Víctor Hugo y Baudelaire, les habría encantado mirar una película como Fallen Angels, una obra que alcanza con éxito la conjunción de lo sublime y lo grotesco, ideal que persiguieron siempre estos y otros escritores románticos.

Wong Kar Wai rehace la nouvelle vague
Tomada de: https://windowsonworlds.com/

Reinventar la nouvelle vague

Sin duda, una de las aportaciones artísticas que más se le reconoce a Wong Kar Wai es el haber traído de vuelta algunos elementos fundamentales del estilo de la nouvelle vague, ese cine practicado de los años 50 a los 70 en Francia, al panorama cinematográfico contemporáneo. A esto se debe que el director hongkonés sea encumbrado por Cahiers du Cinéma, prestigiosa revista de cine fundada por los creadores de dicho movimiento.

Al igual que aquellos cineastas franceses, Wong Kar Wai se revela contra las estructuras formales y temáticas impuestas por el cine de masas, postulando así su aspiración de alcanzar un arte con absoluta libertad técnica y creativa en lo que refiere al campo de la producción. Sin embargo, al poner en juego los aspectos técnicos de aquel movimiento en una sociedad oriental moderna, logra crear una suerte de nouvelle vague propia.

Es aquí donde hay que mencionar la diferencia principal entre esta y las otras películas del autor: el uso del lente gran angular en casi toda la filmación. La utilización de lentes que reducen la distancia focal del objetivo, resulta en un ángulo de visión mayor que el de la visión humana y nos ofrece vistas panorámicas de los espacios pequeños y cerrados en los que se desarrolla la acción, lo que genera la sensación contradictoria de tener todos los elementos juntos, pero separados; encimados, pero distantes.

La marca personal de Wong Kar Wai: el rojo y verde
Tomada de: https://wondersinthedark.wordpress.com/

La marca personal

Aunque Wong Kar Wai ya había logrado cierto reconocimiento con Chungking Express, en mi opinión es Fallen Angels en donde se sistematizan y concentran las ideas audiovisuales y temáticas más propiamente wongkarwaianas. Es este collage impresionista de la ciudad, con su fluctuación entre el estilismo y el documentalismo, el realismo y lo plenamente ficticio, el modelo con el que el autor construirá toda su obra futura.

Con su técnica artesanal, sus guiones escasamente esbozados y su perfeccionamiento excesivo, el cine (anti)pop de Wong Kar Wai es fácil de reconocer y puede otorgar experiencias estéticas muy placenteras principalmente a quienes han educado el ojo fílmico lejos de los abundantes «churros» cinematográficos de Hollywood.

Quizá para la mayoría del público, Fallen Angels (y quizá todos los filmes de Wong Kar Wai) supondrá una piedra dura de roer por su alta estilización, sus personajes absurdos, sus tomas difíciles e incomodas y sus escenas inverosímiles. Para mí, un cineasta que prefiere concentrarse en la renovación formal, el juego audiovisual y la experimentación técnica antes que en contar una trama convencional, es un espécimen muy raro en estos tiempos. Es por ello que finalizo este texto exhortando a todos a disfrutar de la obra completa del autor y recomiendo estar muy al pendientes de Blossoms, una de las series televisivas más esperadas de la actualidad.

 

 

 

 

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