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La fotógrafa Zahara Gómez Lucini durante su acercamiento a las Rastreadoras del Fuerte.

 

Los desaparecidos no son una cifra, son personas cuya ausencia se siente hasta en los momentos más cotidianos, por ejemplo a la hora de comer. De la urgencia social por recordarnos este hecho surgió Recetario para la memoria, un libro en el que treinta mujeres comparten la experiencia de cocinar los platillos favoritos de los familiares a los que buscan, en muchos casos, desde hace años.

 

El proyecto gastronómico, fotográfico y social fue concebido por la fotógrafa Zahara Gómez Lucini durante su acercamiento a las Rastreadoras del Fuerte, un colectivo de búsqueda que trabaja en el norte de Sinaloa, no para localizar restos humanos en fosas clandestinas, sino, como ellas mismas dicen, para rescatar de debajo de la tierra a sus “tesoros”, que otros escondieron para que no los encontraran.

 

“Les propuse este formato de que nos compartan las recetas favoritas de sus desaparecidos, de sus tesoros, para hacer visible la lucha de estas mujeres y a la vez hacer presentes a los que se llevaron, buscando un formato que nos acerque a esta lucha para que sea de todas y todos”, explicó Zahara Gómez durante la presentación del libro en el marco del Hay Festival Querétaro.

 

Sin recurrir a las historias de horror y violencia, a cifras y estadísticas, este singular libro de cocina busca visibilizar una problemática que aqueja a todo el territorio nacional, evitar su normalización y, sobre todo, mantener viva la memoria de cada desaparecido. A través del poder evocador de la cocina, las participantes refrendan su lucha social y evidencian su historia de resistencia, pero además de eso, el proceso de creación del recetario sirvió como terapia para algunas de ellas, como explicó Mirna Medina, líder de las Rastreadoras:

 

“A mí me encantó la propuesta, pero cuando me integré para ser una de las treinta, me estaba rajando. ¿Cómo voy a cocinar a mi hijo si él ya no está? Se me oprimía mi corazoncito (…) La verdad fue algo maravilloso, fue algo que hizo que yo soltará muchas cosas que tenía reprimidas entre la búsqueda y cuando encontramos a mi hijo. Las treinta señoras que hicimos la receta, yo creo que estamos tocando los sentimientos de muchas personas que tienen un ser desaparecido. Muchas señoras no podían creer que estaban cocinando el platillo de sus tesoros”.

 

Aunque la señora Mirna ya encontró los restos de su hijo Roberto, considera que proyectos como el Recetario para la memoria ayudan a que muchas de las mujeres que aún buscan a sus familiares mantengan la esperanza de volver a cocinar para ellos, además de crear empatía entre aquellos que se acerquen al libro. Por su parte, Zahara Gómez afirma que es una forma crear puentes y tomar postura ante el creciente fenómeno de las desapariciones forzadas.

 

Ambas resaltan el papel de las mujeres pues son ellas quienes conforman la mayoría de las organizaciones de búsqueda y para realizar el trabajo de campo han tenido que convertirse en fotógrafas, investigadoras, peritos y antropólogas. Cada miércoles y domingo salen a buscar a sus desaparecidos. Muchos las llaman “las locas de las palas”.

 

Las Rastreadoras del Fuerte trabajan desde 2014 y a la fecha han localizado los restos de más 200 personas desaparecidas. El grupo nació de la iniciativa de Mirna Medina luego de la desaparición de su hijo Roberto y la falta de acción de las autoridades. Ella asegura que la policía está involucrada en la mayoría de los casos de desaparición forzada del país. Aun así, no buscan culpables, buscan respuestas. Quieren saber dónde están sus hijos y por qué se los llevaron.

 

Recetario para la memoria puede adquirirse en línea a través de la página https://www.recetarioparalamemoria.com. El cincuenta por ciento de las ganancias irán directamente a las Rastreadoras para que continúen buscando a quienes están ausentes.


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